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Los primeros cultivos de olivos se remontan a aproximadamente 6,000 años a.C. en la región del Levante. Se cree que empezaron a cultivar olivos para aprovechar sus frutos y extraer aceite para uso alimentario y medicinal, así como para fines religiosos.

El aceite de oliva tuvo un papel destacado en las civilizaciones del antiguo Egipto, Fenicia y Mesopotamia. Los egipcios lo utilizaban en sus rituales religiosos y en la momificación, mientras que los fenicios lo comercializaban por el Mediterráneo.

En la antigua Grecia, el aceite de oliva era considerado un regalo de los dioses. Según la mitología griega, la diosa Atenea otorgó el olivo a los atenienses como símbolo de paz y prosperidad. Los romanos, perfeccionaron las técnicas de cultivo y producción del aceite de oliva, extendiendo su cultivo por todo el imperio. Establecieron plantaciones de olivos en todo el Mediterráneo, desde Hispania (la actual España) hasta el norte de África.

Desde entonces y pese a los diferentes cambios que ha experimentado la sociedad hasta llegar a la Era Moderna, el aceite de oliva ha seguido manteniendo su valor tanto en la alimentación como en la medicina. En los siglos XIX y XX, la producción de aceite de oliva se expandió más allá del Mediterráneo, llegando a América del Norte, América del Sur, Australia y otras partes del mundo.

La industrialización trajo consigo innovaciones en la producción de aceite de oliva, como el uso de prensas hidráulicas y centrifugadoras que aumentaron la eficiencia y la calidad del aceite. Estas mejoras hicieron que el aceite de oliva se convirtiera en un producto más accesible a nivel global.

En el siglo XX, el aceite de oliva ganó reconocimiento internacional como un componente clave de la dieta mediterránea, un patrón alimentario asociado con numerosos beneficios para la salud, incluyendo la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares. Estudios científicos han destacado las propiedades antioxidantes y antiinflamatorias del aceite de oliva, consolidando su estatus como un "superalimento".

Hoy en día, el aceite de oliva es un ingrediente fundamental en la gastronomía de todo el mundo, apreciado por su sabor, versatilidad y beneficios para la salud. Los principales productores de aceite de oliva incluyen España, Italia, Grecia y Turquía.

El aceite de oliva virgen extra, la categoría más alta de aceite de oliva, es especialmente valorado por su sabor y calidad. Las denominaciones de origen protegidas (DOP) y las indicaciones geográficas protegidas (IGP) garantizan la autenticidad y la calidad del aceite de oliva producido en regiones específicas, como el aceite de oliva de Jaén en España o el aceite de oliva toscano en Italia.

El aceite de oliva ha sido parte integral de la historia humana durante milenios, desde los antiguos cultivos en el Mediterráneo hasta su papel esencial en la dieta y la cultura modernas. En Mantecados Gamito Hnos. S.L., valoramos profundamente esta rica tradición, utilizando aceite de oliva de la más alta calidad para elaborar productos que deleitan los paladares y honran el legado culinario de generaciones pasadas como son nuestros Mantecados de Aceite de Oliva Virgen Extra ¡No te lo puedes perder!